

A 15 minutos de la capital chiapaneca se encuentra el municipio colonial de Chiapa de Corzo, un pueblo que conserva un profundo respeto por aquellos que nos dieron origen y que hoy ya no están en este plano terrenal.
El Día de Muertos es una jornada de convivencia con las almas que con cariño edificaron nuestra casa, construyeron la cultura y fortalecieron el vínculo familiar; seres que han dejado un gran legado.
Durante estas fechas, las familias se congregan en los panteones con alimentos y bebidas que disfrutaban sus seres queridos. Es un día de reunión familiar para recordarles y sentir su presencia.
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Es la fecha en la que el cielo y la tierra se unen para regalarnos un entrañable momento con quienes han partido.
El Parque Central se convierte en un homenaje a esas almas: un reconocimiento a la herencia de trabajo de hombres y mujeres que han trascendido al paso del tiempo.
Los lancheros, quienes cada mañana se levantan para navegar el río y compartir su historia, rinden honor a los primeros que resistieron la colonización y defendieron su esencia.
Las catrinas, símbolo de burla a la corona española, no pueden faltar. Las áreas fotográficas evocan la llegada de las almas pequeñas y las almas grandes, así como de las mascotas que se han ido, pero que dejaron un vacío en el hogar con su entrega incondicional.
El arreglo de este parque se ha convertido en un atractivo para quienes lo visitan.
Rigo, visitante de Austria que lleva una semana recorriendo Chiapas, comentó: “Muy bien, muy lindo; hay muchas cosas diferentes culturalmente”.
También Ethel, quien viajó desde Israel para conocer el estado, señaló: “Muy lindo y muy interesante”.
Este año, tras un periodo marcado por la inseguridad, Chiapas vuelve a celebrar no solo a quienes ya no están, sino también la oportunidad de reencontrarnos y vivir con mayor libertad.







