Frankelda, la historia de una mujer adelantada a su época


Los hermanos Arturo y Roy Ambriz son los responsables de lo que definen como una “historia feminista”: Yo soy Frankelda, la primera película mexicana de stop motion que además cuenta con el apoyo de Guillermo del Toro.
En esta historia, ya disponible en cines y que comenzó como una serie para HBO, los fundadores de Cinema Fantasma retratan a Imelda, una mujer adelantada a su época que quiere brillar como una de las mejores escritoras del mundo.
Desafortunadamente y debido al machismo, este es un sueño distante para ella. Situación que, según uno de los directores, está inspirada en Mary Shelley.
“Como artistas mujeres, la historia ha sido todavía más cruel, no solo en México, sino en el mundo. Cuando Mary Shelley sacó sus libros tuvo que hacerlo con el nombre de su esposo Percyval, y entonces nosotros nos preguntamos, ¿cuántas Mary Shelley hubiera habido en México?”, explica Roy.
Mireya Mendoza, productora y voz de la protagonista, también apunta a que la película levantada por su pareja (Roy) y su cuñado aborda a México fuera del estereotipo, pues retrata al país de una manera más real.
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El filme fue realizado con más de 60 sets construidos a lo largo de seis meses cada uno.
“Habla de México sin el mexican curious. De las primeras cosas que me llamaron la atención de su set eran los alcatraces, esa es una calle de México, porque solo en una calle de México te encuentras el típico alcatraz, como los cuadros tan tradicionales; entonces, siento que tienen una forma muy elegante, sutil de traer a México a la conversación, de hacerlo universal”, dice.
Asimismo, los Ambriz ven a Yo soy Frankelda como un acto de resistencia política pues, pese a que fueron cerca de dos meses para animar dos minutos de película y tomar de 12 a 24 fotogramas por segundo en pantalla, no ven a la IA como la solución, solo como una herramienta que hará que se valore más el trabajo humano.
“La IA va a hacer que se ponga de moda el stop motion porque vamos a extrañar las producciones antiguas. Está bien utilizarla para contestar mails o preguntarle el clima, pero para cuestiones artísticas en Cinema Fantasma no”.
Ni los directores ni su equipo piensan en una nominación al Oscar, aunque con los sets que han creado y las más de 160 marionetas, más repuestos, rostros y articulaciones que tuvieron que fabricar indican que no sería una sorpresa pues, pese a no tenerlo en mente, aseguran que al igual que una candidatura, la concepción de hacer la película tampoco les había pasado.
“Hay dos vías para llegar: una es que nos elija la Academia mexicana para representar a México como película internacional, y la otra es llegar directamente a mejor animación, no sé hasta dónde vamos a llegar, no sé qué va a pasar, pero yo tampoco creía que fuéramos a sacar la película”, dice el director.







