Monolito de Tláloc, representa a una antigua deidad de la lluvia y el agua
El monolito de Tláloc es una de las obras de arte público más fotografiadas de Ciudad de México. Se encuentra en los terrenos del Museo Nacional de Antropología y representa a una antigua deidad de la lluvia y el agua. Existe un debate sobre si la estatua no es posiblemente la hermana o esposa de Tlaloc, Chalchiuhtlicue. Ambas son conocidas como deidades del agua y la lluvia en muchas culturas mesoamericanas. Entre los actuales habitantes de Ciudad de México, los días de fuertes lluvias suelen ir acompañados de referencias a Tláloc.
El monumento estaba enterrado desde al menos el siglo XVI en San Miguel Coatlinchán, al este de Ciudad de México, en el Estado de México. A mediados del siglo XIX, un agricultor desenterró parte de él y posteriormente fue excavado. En 1889, el pintor José María Velasco realizó un cuadro del monolito, identificándolo como Chalchiuhtlicue. En 1903, el arqueólogo Leopoldo Batres identificó la obra como Tláloc. La población de San Miguel Coatlinchán se refería a ella como la Piedra de los Tecomates. Esto en referencia a las hendiduras circulares que se dice que se asemejan a la jícara (las conchas utilizadas para servir el pozol de chocolate).
La estatua constituía una importante atracción turística para los habitantes de San Miguel Coatlinchán. Se decía que tenía poderes curativos, se creía que inducía a la lluvia y, en definitiva, era muy importante para su comunidad original.
En 1963, el presidente Adolfo López Mateos decidió instalar la estatua frente al Museo Nacional de Antropología, entonces en construcción. El traslado provocó una buena cantidad de conflictos civiles en la ciudad natal de la estatua. Pero, por fin, la estatua llegó a su ubicación actual en abril de 1964.
El traslado del monolito de Tláloc fue acompañado por un tremendo aguacero que inundó gran parte del centro de la ciudad. Nunca se ha olvidado.