Tamales de chipilín: El alma verde de Chiapas
A diferencia de otros tamales que incluyen carnes o salsas elaboradas, el tamal de chipilín destaca por su sencillez.


En la rica gastronomía de Chiapas, los tamales de chipilín ocupan un lugar especial como símbolo de identidad y tradición. Este platillo, sencillo en apariencia pero cargado de historia, combina el maíz con una planta nativa de sabor sutil pero inconfundible: el chipilín. El resultado es un tamal suave, aromático y profundamente ligado a las raíces culturales del sureste mexicano.
El chipilín es una hierba silvestre muy valorada en la cocina chiapaneca, y su incorporación en la masa del tamal aporta un color verde tenue y un aroma que evoca la tierra húmeda y fértil de la región. Tradicionalmente, los tamales se envuelven en hojas de maíz y se cuecen al vapor, conservando la humedad y los sabores naturales de sus ingredientes. A menudo se sirven con queso fresco o acompañados de café de olla, haciendo de esta comida una experiencia cálida y reconfortante.


También te pudiera interesar:
A diferencia de otros tamales que incluyen carnes o salsas elaboradas, el tamal de chipilín destaca por su sencillez. Esta característica no es un defecto, sino una virtud: en su pureza se encuentra la esencia del campo chiapaneco, donde el maíz y las hierbas locales han sido la base de la alimentación por generaciones. Además, es un platillo que suele prepararse en reuniones familiares, celebraciones religiosas y festividades comunitarias.


Los tamales de chipilín no solo alimentan el cuerpo, también fortalecen el vínculo con la tierra y con la memoria colectiva de Chiapas. Son una muestra viva de cómo la cocina tradicional puede ser humilde y, al mismo tiempo, profundamente significativa. Cada bocado es una invitación a conocer la cultura chiapaneca desde su sabor más auténtico.