Esta profesión fue lo que inspiró a Hideo Kojima para crear Death Stranding, “Los Bokka”
La historia real de los mensajeros de montaña en Japón que influenció al popular videojuego protagonizado por Sam Porter Bridges

El videojuego Death Stranding no solo es una obra de ciencia ficción, también es un homenaje a una antigua profesión japonesa: los bokka, mensajeros que recorren senderos montañosos con más de 100 kilos de carga. Hideo Kojima se inspiró en su historia para construir la mecánica central del juego.
Inspiración real para un mundo postapocalíptico
Aunque muchos conocen la afición de Hideo Kojima por incorporar elementos reales en sus videojuegos, pocos sabían que Death Stranding, su primer título con Kojima Productions, está profundamente inspirado en los bokka, unos mensajeros tradicionales japoneses que operan en regiones montañosas remotas y que hoy están al borde de la desaparición.
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El juego fue calificado por muchos como un “simulador de repartir paquetes” debido a su mecánica principal: el protagonista, Sam Porter Bridges, recorre un mundo desolado entregando cargamentos en condiciones extremas. Lo curioso es que esta dinámica se basa directamente en los bokka, quienes caminan diariamente por el Parque Nacional Oze y otras regiones similares cargando mercancías hacia refugios de montaña.

Estos mensajeros rurales no solo transportan cargas enormes que superan los 100 kg, también deben enfrentar terrenos difíciles, cambios climáticos y obstáculos naturales. Para ello, incluso llevan sus propias escaleras de madera, una escena que los jugadores también reconocen del videojuego. La habilidad y resistencia de los bokka los convierte en verdaderos portadores de vida en zonas donde no hay otra forma de abastecimiento.

Uno de los últimos bokka activos es Tsutomu Watanabe, con más de tres décadas de experiencia. Comenzó su labor inspirado por su amor a la montaña y hoy entrega víveres a refugios entre finales de abril y octubre. “He cargado hasta 80 kilos durante tres horas y media”, relata. A pesar de fracturas y accidentes en sus primeros años, afirma que las muestras de gratitud que recibe hacen que todo valga la pena: “Cada vez que alguien me agradece, siento que esto tiene un propósito”.