En las montañas de Chiapas, el municipio de Zinacantán es hogar de una rica tradición textil preservada por las mujeres tzotziles. Desde temprana edad, muchas aprenden el arte del telar de cintura, una técnica ancestral que les permite crear prendas y textiles que reflejan su identidad y cosmovisión. Este saber se transmite de generación en generación, convirtiéndose en un pilar de la cultura local.
Los bordados de Zinacantán destacan por sus vibrantes colores y motivos florales, inspirados en la floricultura local, una actividad introducida en los años setenta. Cada diseño no solo embellece las prendas, sino que también narra historias y simboliza aspectos de la vida comunitaria. El proceso de creación es meticuloso; por ejemplo, bordar 20 centímetros puede tomar entre 4 y 5 horas, dependiendo de la técnica utilizada.
Más allá de su valor estético, el bordado en Zinacantán es una forma de resistencia cultural. A través de sus tejidos, las mujeres mantienen vivas sus tradiciones y adaptan sus conocimientos a nuevas formas de producción artesanal. Este intercambio de saberes ha permitido innovaciones en técnicas y diseños, fortaleciendo la identidad y autonomía de las artesanas.
El trabajo de las bordadoras no solo es reconocido a nivel local, sino que también ha trascendido fronteras. Gracias al turismo y a la apreciación global por el arte indígena, los textiles de Zinacantán han llegado a diversos mercados, llevando consigo la historia y cultura de su comunidad. Cada pieza es un testimonio del esfuerzo colectivo y del legado ancestral que estas mujeres continúan tejiendo día a día.
