La migración en Tapachula es un flujo constante, los extranjeros que deciden cruzar el Suchiate llegan por parvadas de 50,100, y hasta 300 personas que logran evadir los retenes de la migra, luego de que los marcan con el sello de los grupos organizados de traficantes de personas.
Nicol “N”, una joven venezolana muy guapa, narró su odisea para llegar a la Perla del Soconusco, desde que salió de su país hasta que pudo llegar a la frontera con Guatemala; en Tecún Umán, un pueblo a la orilla del río Suchiate del lado centroamericano, tuvo que esperar junto a veinte migrantes más, que llegara la noche para buscar al balsero que los pasaría del lado mexicano, cobrándoles 200 quetzales a cada uno.
“Cuando llegamos al lado mexicano, eran las cinco de la mañana y el balsero nos entregó con un grupo de hombres armados, quienes nos llevaron a una casa en donde habían amontonadas unas 100 personas más, exigieron que pagáramos mil 500 pesos mexicanos por cabeza, nos pusieron un sello en el torso de la mano y nos trasladaron a Tapachula, sin que tuviéramos problemas en ningún retén migratorio o de la guardia nacional”, afirmó la migrante venezolana.
Finalmente, mencionó que lleva cuatro meses varada en Tapachula, donde la COMAR expide no menos de 160 solicitudes de asilo diariamente, sin embargo los migrantes son tantos que ella no ha logrado conseguir algún documento para tener movilidad y seguir su camino hacia el norte del país, por lo que para sobrevivir ha tenido que dedicarse al oficio más antiguo del mundo, debido a que no hay otras fuentes de trabajo.