Costa Rica: un destino empático con el futuro de los eventos
Punto de Encuentro por Eduardo Chaillo


Los eventos no son lo que solían ser. Ni los organizadores piensan igual, ni las empresas buscan lo mismo, ni los participantes se conforman con asistir.
En este nuevo contexto, donde el bienestar, la autenticidad, la conexión con el propósito y el respeto por el entorno cobran fuerza, ciertos destinos destacan no solo por lo que ofrecen, sino por lo que inspiran. Costa Rica es uno de ellos.
Recientemente, durante el Customer Advisory Board de PCMA en Guanacaste, un grupo diverso de líderes internacionales tuvo la oportunidad de experimentar la oferta del país no desde un catálogo, sino desde la vivencia.
El resultado fue contundente: Costa Rica no es solo adecuada para programas de incentivo, también está preparada para convenciones corporativas y ciertos tipos de congresos especializados.
Lo está porque entiende la nueva sensibilidad del mercado. Porque en lugar de forzar una narrativa, la encarna.
En tiempos donde los participantes buscan experiencias más humanas, sostenibles y transformadoras, Costa Rica no necesita inventarse una personalidad.
Su apuesta estructural por la paz, reflejada en haber prescindido de ejército desde hace más de siete décadas, ha permitido redirigir recursos hacia la educación, el medio ambiente y la cohesión social.
Esa inversión rinde frutos: el país proyecta estabilidad, confianza, talento y un profundo sentido de propósito.
El famoso “Pura Vida” no es un eslogan, es una filosofía cotidiana. En un mundo sobresaturado de tecnología, exigencias y estímulos, esa forma de estar —tranquila, acogedora, presente— es justamente lo que muchas personas y organizaciones anhelan.
En Costa Rica, los eventos no solo suceden, se sienten. Se respira coherencia entre el discurso y el entorno, entre la promesa y la experiencia.
San José, capital vibrante y conectada, alberga el Centro de Convenciones de Costa Rica, una sede moderna, funcional, versátil y sustentable que posiciona al país como anfitrión ideal para congresos y convenciones internacionales.
Este recinto, respaldado por la oferta hotelera urbana y la capacidad técnica local, complementa a la perfección las opciones más orientadas a incentivos en Guanacaste y a reuniones ejecutivas distribuidas en todo el país.
La presencia creciente de marcas hoteleras globales —cuya inversión confirma la confianza internacional en el destino— no solo fortalece la infraestructura, sino que también redefine el concepto de lujo.
Aquí el lujo no se mide en opulencia, sino en conexión con la naturaleza, personalización con sentido humano, sostenibilidad real y discreción cálida. Es el nuevo lujo: consciente, elegante, integral.
Costa Rica, además, ha integrado el mindfulness como parte de su experiencia país. No como moda importada, sino como una práctica adaptada a su cultura, sus ingredientes naturales, su ritmo de vida y su sentido del tiempo.
Las actividades de bienestar, los espacios de introspección y los entornos que invitan a la contemplación están profundamente arraigados en su propuesta de valor para grupos y participantes.
Más allá de su belleza natural, Costa Rica ofrece lo que hoy más se valora: autenticidad, sentido de comunidad, seguridad, valores compartidos y capacidad de transformación.
Cada evento bien ejecutado puede abrir puertas a inversiones, conocimiento, alianzas y programas de legado. Aquí los eventos pueden ser catalizadores reales de desarrollo.
Por supuesto, existen retos por atender. La conectividad aérea ha mejorado notablemente, pero la infraestructura vial sigue siendo una barrera que limita la movilidad fluida hacia algunos de los desarrollos más atractivos para grupos.
Invertir en accesibilidad terrestre será clave para desbloquear aún más el potencial del país como sede integral de reuniones.
En un mundo donde los destinos compiten no solo por metros cuadrados, sino por visión, coherencia y humanidad, Costa Rica no necesita levantar la voz.
Su propuesta convence con hechos, con vivencias y con una manera de ser que, para muchos, es justo la que el mundo necesita en estos tiempos.







