El arenque crudo, símbolo del sabor holandés
En el corazón de la gastronomía holandesa, el arenque crudo ocupa un lugar privilegiado.


En el corazón de la gastronomía holandesa, el arenque crudo ocupa un lugar privilegiado. Este pescado, conocido localmente como haring, no solo es una tradición culinaria sino un emblema cultural. Se consume principalmente durante la temporada del “nuevo arenque”, entre mayo y julio, cuando el pescado alcanza su mejor punto de grasa y sabor. Servido típicamente con cebolla picada y pepinillos, el ritual consiste en sostenerlo por la cola y dejarlo deslizar hacia la boca, una imagen tan típica como sus molinos.
La relevancia del arenque trasciende lo gastronómico. Su pesca fue clave para el desarrollo económico de los Países Bajos en la Edad Media, permitiendo que puertos como los de Rotterdam y Amsterdam se convirtieran en potencias comerciales. Aún hoy, la industria pesquera mantiene vivo el vínculo entre el mar del Norte y la identidad nacional. Los holandeses no solo lo comen por gusto, sino por orgullo.
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Aunque en otros países el pescado crudo suele asociarse al sushi, en Holanda tiene una lectura propia y popular. Lo venden en carritos callejeros, en mercados y en puestos junto a los canales. Su sabor intenso, suavizado por la salmuera y complementado con los encurtidos, representa una experiencia sencilla pero poderosa que conecta pasado y presente.


Para quien visita los Países Bajos, probar el arenque no es solo una cuestión de paladar, sino un gesto de inmersión cultural. Es entender, a través de un bocado, una parte esencial del carácter holandés: práctico, marinero y profundamente ligado a sus tradiciones.