Yaxchilán: joya arqueológica maya entre piedra, río y selva en Ocosingo
Este sitio ancestral a orillas del Usumacinta es uno de los tesoros más importantes del mundo maya por su historia, arquitectura y riqueza ecológica.


Ubicada en la selva lacandona, la zona arqueológica de Yaxchilán, en Ocosingo, Chiapas, es un testimonio del esplendor de la civilización maya. Sus templos, dinteles y estelas narran una historia de poder, guerra y linaje que aún asombra a investigadores y visitantes.
Un centro político y ceremonial del mundo maya
Enclavada en las márgenes del río Usumacinta, Yaxchilán fue una ciudad maya de gran influencia entre los siglos VII y IX d.C. Fundada cerca del año 300 a.C., alcanzó su auge como centro político y religioso durante el Período Clásico Tardío, estableciendo alianzas y enfrentamientos con urbes como Palenque, Piedras Negras y Bonampak.
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Arte en piedra: la grandeza de la Gran Acrópolis
El legado de los gobernantes como Escudo Jaguar II y Pájaro Jaguar IV está grabado en más de 120 monumentos que integran el sitio. El Edificio 33, en la Gran Acrópolis, es uno de los más emblemáticos por sus dinteles labrados con jeroglíficos y escenas rituales. Las otras secciones, como la Acrópolis Sur y la Pequeña Acrópolis, ofrecen un panorama completo del diseño urbano maya, donde convergían lo ceremonial, político y funerario.
El redescubrimiento de Yaxchilán se remonta al siglo XIX, cuando exploradores europeos comenzaron a documentar el sitio. Sin embargo, fue hasta 1973 que el INAH, bajo la dirección del arqueólogo Roberto García Moll, impulsó excavaciones formales, recuperando valiosos datos sobre su historia dinástica y su iconografía esculpida.
Selva viva: biodiversidad y conservación
Yaxchilán no solo destaca por su herencia cultural, sino también por su riqueza ecológica. Alrededor del sitio habitan más de 1,400 especies de flora y fauna, muchas en riesgo de extinción, convirtiéndolo en una zona de alta prioridad ambiental. Tras un cierre temporal en 2023 por motivos de seguridad, fue reabierto en marzo de 2024, gracias a acuerdos entre comunidades locales que garantizan rutas protegidas desde Frontera Corozal.
Visitar Yaxchilán es adentrarse en una historia esculpida en piedra y rodeada de vida selvática. Cada relieve, templo y sendero representa la resistencia cultural del pueblo maya y la fuerza de las comunidades actuales por preservar su patrimonio.