Leyenda Urbana del Cañón del Sumidero en Chiapas


La historia de los indígenas chiapanecos es una de valentía y resistencia ante la opresión. Un claro ejemplo de esto es la férrea lucha del pueblo Nandalumí, que prefirió el suicidio colectivo antes que la sumisión a los conquistadores españoles. Esta notable actitud de honor se remonta a 1524, cuando el conquistador Luis Marín llegó a someter a la comunidad, situada en lo que hoy conocemos como Chiapa de Corzo.
A pesar de la ocupación, los habitantes de Nandalumí mantuvieron su cultura y tradiciones, desafiando la autoridad española. Sin embargo, la paz fue efímera. Bajo el mando de Diego de Mazariegos, los españoles regresaron con un ejército mejor preparado para forzar la sumisión del pueblo. La última resistencia se llevó a cabo en el Peñón de Tepechtía, en el imponente Cañón del Sumidero.
La leyenda local narra que, en lugar de rendirse, numerosas familias se arrojaron al abismo, eligiendo la muerte sobre la servidumbre. Ante este sacrificio colectivo, se dice que el capitán español, conmovido por la valentía de los nativos, decidió cesar el combate. Este acto de honor marcó un punto crucial en la historia de la resistencia indígena en la región.
Los pocos sobrevivientes de Nandalumí eventualmente fundaron lo que hoy es San Cristóbal de las Casas, una ciudad que se erige como un testimonio del legado de lucha y dignidad de los pueblos indígenas de Chiapas. Esta historia no solo resalta el valor de una comunidad frente a la opresión, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de preservar y honrar las tradiciones y culturas que han sobrevivido a lo largo de los siglos.