

Así es, el 4 de octubre de 2005, el huracán Stan impactó fuertemente en Chiapas, causando devastación en más de 40 municipios.


Este huracán, aunque fue de categoría 1, provocó lluvias intensas que resultaron en inundaciones y deslaves significativos. Las regiones más afectadas fueron la Costa, Soconusco, Sierra y Frontera Sur.


Stan dejó un saldo trágico de más de 80 personas fallecidas y alrededor de dos millones de damnificados3. Además, se perdieron más de mil hectáreas de terrenos productivos y muchas infraestructuras, como puentes y carreteras, fueron destruidas.


Este evento marcó un antes y un después en la gestión de protección civil en la región, impulsando medidas preventivas y protocolos de emergencia más robustos.
El huracán Stan causó daños significativos a la infraestructura en Chiapas. Las intensas lluvias y deslaves resultaron en la destrucción de:
Puentes y carreteras: Muchos puentes fueron arrasados por las corrientes de agua, y las carreteras quedaron intransitables debido a los deslaves y las inundaciones. Esto aisló a varias comunidades, dificultando el acceso a ayuda y suministros.
Viviendas: Miles de casas fueron destruidas o severamente dañadas, dejando a muchas familias sin hogar. Las áreas rurales fueron particularmente afectadas, donde las construcciones eran más vulnerables.
Sistemas de agua y saneamiento: Las inundaciones contaminaron fuentes de agua potable y dañaron sistemas de alcantarillado, lo que incrementó el riesgo de enfermedades.
Infraestructura agrícola: Más de mil hectáreas de tierras cultivables fueron arrasadas, afectando la producción agrícola y la economía local. Esto incluyó la pérdida de cultivos y daños a instalaciones de almacenamiento y procesamiento.
La magnitud de los daños llevó a una respuesta masiva de emergencia y a la implementación de medidas de reconstrucción a largo plazo. Este evento también subrayó la necesidad de mejorar la infraestructura para resistir futuros desastres naturales.
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