Por razones de la tecnología que los alcanzó y rebasó, las personas que se dedican a los oficios de afiladores, zapateros, reparadores de máquina de escribir y de coser, sobanderos, paleteros y afiladores, entre otros personajes de Tapachula, son quienes han dejado esa forma de ganarse la vida.
Lucas Pérez López, tejedor de mecedoras de mimbre que ha sobrevivido más de 50 años con este oficio, narra resignado, con tristeza y preocupación que ya no hay trabajo, porque poca gente tiene ahora ese tipo de muebles.
Reconoció que lo mismo ha venido pasando con quienes se dedican a estos oficios, quienes desde hace unos 12 años ha venido mermando el trabajo y han tenido que dedicarse a otras actividades, una gran mayoría busca ser contratado de ‘cerillo’ en las tiendas transnacionales.
Hay quienes aún tienen fuerzas para migrar hacia otros estados o el norte del país, intentando cruzar el Río Bravo para buscar trabajo en la recolección de fruta en los campos de Estados Unidos; amén de que hubo otro grupo número que perdió la vida en el fragor de la batalla contra la pandemia del Covid-19.
Quienes aún quedan como sobrevivientes de la generación que está terminando, se les dificulta salir avante en estos trabajos porque el material que utilizan ha subido de precio y la gente ya no quiere pagar más, prefieren endeudarse en una tienda de conveniencia a reparar su calzado, como sucede en el caso de los zapateros .
En cuanto a los escribanos que operan en el centro de la ciudad y se niegan a buscar otra forma de ganarse la vida, la tecnología vino a desplazar esos instrumentos que ya no se utilizan más que para museos, ahora todo es computadoras e internet, terminó diciendo Don Lucas.
Por: Óscar Blezama