México ausente: cuando el silencio deja espacio a las malas noticias


Eduardo Chaillo Ortiz
La semana pasada, en la Conferencia Anual de ASAE —la cita más relevante para los ejecutivos de asociaciones en Estados Unidos—, la ausencia de México fue evidente. Hace algunos años, nuestra marca país brillaba con fuerza: había presencia institucional, delegados activos y menciones constantes. Hoy, salvo por uno o dos líderes históricos que sostienen con esfuerzo esa representación, México estuvo prácticamente ausente.
El contraste con Canadá o Puerto Rico resultó inevitable. Canadá llegó con delegación, discurso y un mensaje claro: buscar puntos de encuentro y semejanzas antes que diferencias. Puerto Rico, con estrategia definida, también hizo sentir su voz. México permaneció en silencio.
EL COSTO DE LA AUSENCIA
Estar ausentes de estos foros no es un detalle menor. Significa ceder espacio para que la narrativa sobre nuestro país se alimente únicamente de malas noticias. Cuando México no está para contar sus fortalezas, lo que predomina en la mente de los posibles aliados son las alertas de viaje, los titulares sobre inseguridad o la asociación automática con la violencia. En un entorno donde la percepción pesa tanto como la realidad, la ausencia institucional agrava los retos de reputación.
La experiencia en otras vitrinas internacionales confirma este patrón. En FIEXPO, por ejemplo, el pabellón de México lucía deslucido, sin un interlocutor nacional capaz de responder a las dudas de los organizadores internacionales. En esta industria, el orden de las decisiones es claro: primero se elige el país, después el destino y finalmente el recinto o el hotel. Si no existe una voz nacional que proyecte confianza desde el inicio, la posibilidad de competir se diluye antes de empezar.
MERCADO ESTADOUNIDENSE: DIFÍCIL PERO NO IMPOSIBLE
Es cierto que el mercado de asociaciones en Estados Unidos presenta grandes desafíos. Sus convenciones nacionales rara vez cruzan la frontera, y el clima proteccionista actual lo vuelve más complejo. Sin embargo, esa realidad no debería conducir a la resignación.
Existen muchas alternativas para generar vínculos: alianzas sectoriales, programas de formación, capítulos internacionales, encuentros regionales o misiones de conocimiento. Cada uno de estos canales representa una puerta de entrada para sembrar confianza y detonar oportunidades de negocio, al tiempo que se generan beneficios tangibles para comunidades mexicanas.
UNA VOZ NACIONAL QUE HOY NO EXISTE
México cuenta con destinos de infraestructura probada, comunidades académicas sólidas y clústeres industriales con enorme potencial. Lo que falta es un interlocutor nacional que articule esa riqueza y la presente en los foros internacionales con estrategia y continuidad. El concepto de colaboración como región -Norteamérica- no puede quedarse en la retórica; requiere una presencia visible, activa y sostenida.
Mientras el país permanece ausente, otros ocupan ese espacio con inteligencia y coherencia. La industria global de reuniones no tiene duda sobre el valor de México. La verdadera pregunta es si México está dispuesto a hacerse presente y a recuperar el lugar que le corresponde en la conversación internacional.
RECOMENDACIONES PARA RECUPERAR EL TERRENO
La respuesta no está únicamente en mayores presupuestos, sino en acciones concretas y coordinadas:
* Agilizar la puesta en marcha del Buró Mexicano de Congresos y Convenciones anunciado por Sectur, el Comir y el CNET, con estructura y continuidad.
* Recuperar un Programa de Embajadores para Congresos Internacionales, apoyado en líderes científicos, académicos, profesionales y empresariales que puedan levantar la mano y atraer eventos a nuestro país.
* Construir un sistema de alianzas estratégicas que incluya la recuperación de la relación con ASAE, cuya riqueza en contenido y diversidad de miembros es clave para abrir oportunidades.
* Fortalecer la marca México en la industria de reuniones, con presencia institucional y mercadológica que contrarreste narrativas negativas y proyecte confianza en los foros internacionales.
México tiene todo para volver a estar en el mapa de las conversaciones globales de la industria. Lo que falta es decisión y voluntad para ocupar el lugar que nunca debió perder.