El Quetzal: Tesoro alado que embellece los cielos de El Triunfo, Chiapas
Ave sagrada de Mesoamérica, el quetzal habita en los bosques nubosos de Chiapas, donde aún puede avistarse en libertad.


En la Reserva de la Biosfera El Triunfo, Chiapas, aún es posible admirar al mítico quetzal, símbolo de riqueza espiritual y natural para las antiguas culturas mesoamericanas. Este paraíso de biodiversidad ofrece una experiencia ecoturística única que permite conocer de cerca a esta especie en peligro de extinción.
Una leyenda con plumas iridiscentes
Desde tiempos prehispánicos, el quetzal ha sido considerado un ser celestial. Reverenciado por los mayas y los mexicas, esta ave (de largas plumas verde tornasol y pecho rojo intenso) era vista como un puente entre el cielo y la tierra. Asociado con deidades como Quetzalcóatl y Kukulkán, su imagen se integró en la cosmovisión mesoamericana y su plumaje fue reservado para la élite religiosa y política.
El nombre quetzal proviene del náhuatl quetzalli, que significa “pluma preciosa”. Esta especie, difícil de observar debido a su vuelo entre la niebla de los bosques montañosos, habita desde el sur de México hasta Panamá, siendo Guatemala el país que lo adopta como emblema nacional y nombre de su moneda.
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Chiapas, refugio de esperanza para el quetzal
Aunque es una especie amenazada por la pérdida de hábitat y el comercio ilegal, el quetzal encuentra uno de sus principales refugios en la Reserva de la Biosfera El Triunfo, ubicada en la Sierra Madre de Chiapas. Entre febrero y abril, durante la temporada de cortejo, es posible avistar sus vuelos nupciales, uno de los espectáculos naturales más impresionantes del sureste mexicano.
Ecoturismo con conciencia ambiental
Gracias a iniciativas como Rutopía, es posible vivir esta experiencia acompañado por guías tzeltales que conducen a los visitantes por senderos entre la neblina, donde también se conoce la vida en comunidades que cultivan café orgánico. Alternativamente, el Centro Ecoturístico Tziscao, cercano a las Lagunas de Montebello, permite avistar no solo quetzales, sino también tucanetas, venados y una diversidad de orquídeas silvestres.
El avistamiento del quetzal no solo es una experiencia inolvidable, también es una oportunidad para contribuir a su preservación. Caminar entre orquídeas, bromelias y paisajes de ensueño, permite conectarse con la naturaleza y tomar conciencia del valor de protegerla.