Opinión

Elon Musk desmantelando el Gobierno

AGUAS INTERNACIONALES

Por: José Miguel Martínez

Elon Musk es un empresario nacido en Sudáfrica y naturalizado estadounidense desde 2002. Tiene a su nombre empresas como Tesla, que se dedica a fabricar coches eléctricos; SpaceX, el mayor contratista de la NASA; y la red social que antes conocíamos como Twitter, a la cual le cambió el nombre a X. Recientemente, el magnate multimillonario se ha dado a conocer por el fuerte apoyo que brindó a la candidatura de Trump para este segundo periodo.

Musk, bajo la nueva administración de la que es aliado, tiene a cargo el recién creado “Departamento de Eficiencia Gubernamental” (DOGE, por sus siglas en inglés). Su única misión es eficientar la burocracia y reducir el gasto gubernamental. Cabe mencionar que dicha oficina se encuentra fuera de la ley, pues aún no ha sido aprobada por el Congreso.

Por otro lado, Musk de la mano de DOGE está desmantelando el Gobierno de Estados Unidos como lo conocíamos, realizando inspecciones sin fundamento legal y rindiéndole cuentas únicamente al presidente Trump. Muchas agencias federales y departamentos estatales han intentado ampararse en las cortes federales para evitar que su información sea recabada por DOGE. El Departamento del Tesoro, por ejemplo, se ampara para que la información sensible y de seguridad nacional no cayera en la oficina de Musk.

Elon ha demostrado de múltiples maneras su radicalismo político; la reciente desaparición de USAID, la agencia que se encarga de promover el desarrollo social y económico global es un ejemplo claro de esto. El ataque de DOGE a dicha agencia fue consecuencia justamente de no querer entregar información sensible. Musk lo justificó con la excusa de ahorrar millones de dólares en gasto gubernamental, sosteniendo que era una rama del Gobierno que no le beneficia en nada a Estados Unidos.

Como resultado, esta decisión dejó a miles de trabajadores en todo el mundo sin empleo y a muchos países sin recursos fundamentales para desarrollar proyectos que atendían problemas estructurales, como la defensa de derechos humanos, el cuidado del medio ambiente o la prevención de las violencias.

A la vez, Musk está presionando a los trabajadores del Gobierno para que renuncien, ante la amenaza de que su departamento pueda cerrar de un momento a otro. Esto ha causado muchas molestias en el pueblo estadounidense, habiendo protestas generalizadas con el eslogan “Musk no es mi presidente”.

Esto, por un lado, aumenta las tensiones internas en Estados Unidos y, por otro, pone en evidencia la fuerza política que tiene Elon Musk, derivado de su influencia sobre Trump, mandando un mensaje a todo el Gobierno federal.

Hace unos años, Musk era un icono para la juventud, pero sus ideas radicales y su ambición desquiciada por el poder ha cambiado la percepción del público que ahora lo mira con recelo.

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