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La Trayectoria Triunfal de Iga Swiatek en Roland Garros

La mirada de Iga Swiatek se adentra en el vacío, como si estuviera flotando en la pista. La polaca, recién coronada con su tercer título consecutivo en Roland Garros, está obsesionada con la victoria y la búsqueda constante de concentración.

Con una fe inquebrantable en sus capacidades y un temor profundo a que su mente le falle, la tenista originaria de Varsovia, nacida el 31 de mayo de 2001, ha perfeccionado su habilidad para centrar toda su atención en el tenis. Esta habilidad, que ha llevado al máximo nivel especialmente en Roland Garros, su torneo preferido, la ha convertido en una jugadora dominante en la arcilla durante varios años.

Su cuarta corona en París, su quinto título de Grand Slam, la coloca en la misma categoría que grandes campeonas como Justine Henin y Monica Seles, las únicas que lograron encadenar tres victorias en la tierra batida francesa.

Ocupando cómodamente el primer puesto en el ranking femenino, Swiatek despliega todo su potencial en la arcilla, donde ha obtenido sus mejores resultados, combinando potencia e inteligencia de manera magistral.

La tenista polaca suele admitir que tiene una asignatura pendiente consigo misma, una sombra que la sigue y, a veces, afecta su rendimiento cuando su mente se desvía de la pista. Este fue el caso durante este Roland Garros frente a Naomi Osaka, quien tuvo un match point en la segunda ronda, una situación que Swiatek arrastró durante todo el torneo.

La desconcentración la afectó en 2021, cuando sufrió su última derrota en Roland Garros, una experiencia que la marcó profundamente y que estuvo a punto de repetirse contra Osaka, ex número 1 del mundo.

Fan de AC/DC y Pink Floyd, Swiatek entra en la pista al ritmo de “Welcome to the Jungle” de Guns N’ Roses, como parte de su ritual de concentración habitual. Una vez en la arcilla, se transforma en una guerrera que combina fuerza física con astucia táctica.

Así fue como conquistó su primer Grand Slam en París, siguiendo los pasos de su ídolo Nadal, comenzando a los 17 años y terminando a los 18. El enfrentamiento contra la presión la marcó al año siguiente, cuando llegó como favorita pero cayó en cuartos de final ante Maria Sakkari.

Aprendió la lección en su tercer intento, llegando a París con una racha de victorias récord para asegurar su segundo título sin titubear. A pesar de las dudas tras caer en octavos en el Abierto de Australia, el contacto con la tierra batida parisina reavivó su ambición.

Swiatek ha aprendido a manejar la presión, lo que la convierte en una verdadera máquina de ganar. Hija de un remero olímpico, se dedicó al tenis con la determinación de superar a su hermana, quien fue la primera en tomar una raqueta en la familia.

Apasionada de la navegación, encontró en la ex capitana Daria Abramowicz, ahora psicóloga deportiva, a su aliada para controlar los nervios. Aunque discreta en su vida privada y poco activa en redes sociales para ser una jugadora joven, Swiatek ha roto su silencio en temas internacionales, como la guerra en Ucrania.

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