Tobijoloch, sabor que sobrevive en mercados
Entre hojas de elote y memoria, resulta el secreto mejor guardado de la cocina yucateca


En los mercados y las cocinas tradicionales de Yucatán sobrevive un tamalito discreto a la vista, pero contundente en identidad: el tobijoloch. Envuelto cuidadosamente en hoja de elote, este bocado ancestral es un ejemplo de cómo la gastronomía local mantiene vivas técnicas, ingredientes y costumbres que han pasado de generación en generación.
Su preparación inicia con una masa de maíz mezclada con manteca y sal, trabajada hasta obtener una textura suave y tersa. En su interior se coloca un guiso de frijol nuevo y pepita molida, que se prepara dentro de un leék con tres piedras calientes para cocinar. Una vez armado, el tamalito se cuece al vapor, desprendiendo un perfume vegetal que impregna la cocina y anuncia que está listo.
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El tobijoloch suele venderse en pequeños puestos y mercados populares, acomodado en canastas humeantes que atraen a quienes reconocen su naturaleza humilde, pero irresistible.
Más allá de su receta, este tamalito guarda una importancia cultural que sobrevive al paso del tiempo.
Pequeño, sencillo y auténtico, el tobijoloch demuestra que la grandeza del sabor maya no siempre llega en platillos elaborados.
A veces, cabe perfectamente en la palma de la mano, protegido por una hoja que resguarda tradición, comunidad e historia. Cada mordida confirma que este tamalito es mucho más que comida: es identidad.







