“The Eye of the Tiger”


Juan Pablo Rivera
Ver el documental “Sly”, que demuestra una nueva manera de ver las creaciones cinematográficas de Sylvester Stallone, es el recuerdo de que enfrentar la vida y sus retos se encuentra asociado directamente a revivir nuestras heridas, pero con propósito, para reconstruirnos sin importar nuestro origen.
Cuántas veces he visto las películas de “Rocky” y me he identificado con su proceso: un luchador confundido, pero no conforme; un humano con la autoestima herida, que logra sacar lo mejor de sí mismo aún en las perversidades de una realidad que no se puede cambiar con un abrir y cerrar de ojos.
Esas vivencias que se expresan en sus películas son la vida misma de Stallone resignificada en diversas facetas. Vale la pena recordar los increíbles encuentros del personaje Rocky Balboa contra guerreros del ring como Apollo Creed, con quien posteriormente sostiene una amistad; Iván Drago, quien le enseñó a Rocky a ir más allá y encontrar una versión más rebelde y resiliente de sí mismo; y, por supuesto, Mr. T, personaje que, como martillo, pegaba en la mente y en la cara de Balboa.
Lo que trata de demostrarnos Sylvester es que él, en su propia historia, enfrentó guerreros de tal fuerza que lo único que hicieron fue fortalecerlo.
Es por eso que, en dicho documental, nos enseña su lado más íntimo: un espacio donde revive cómo logró el éxito mediante la lucha contra sí mismo en búsqueda de la paz interior. También nos invita a cuestionarnos por qué enfrentar nuestras inseguridades va más allá de un discurso de motivación personal o autoayuda. El propósito que trata de transmitir es el de aceptar que el camino de la vida está repleto de baches y adversidades que se tienen que resolver.
Me he identificado con Rocky no porque yo sea un boxeador profesional, sino porque he aprendido a enfrentar mi mente, aun cuando no me entiendo a mí mismo. Ese grito desesperado de frustración por no lograr mis objetivos —que es el mismo de cualquier humano que intenta salir adelante— es el grito que Sylvester usa para construir su legado y nos propone, mediante su testimonio, encontrar nuestra flama: ese fuego interno que está listo para usarse y cumplir nuestros objetivos.
Por eso, vale la pena mirar con atención las oportunidades que se nos presentan para luchar y demostrarnos que sí podemos. Pero para eso es necesario cuestionarnos: ¿Cuál es mi ojo de tigre?






