Oficios tradicionales de Tapachula resisten al avance digital
Relojeros, zapateros y escribanos mantienen viva la identidad local pese a la tecnología
A pesar del crecimiento de los dispositivos digitales, diversos oficios heredados de generación en generación continúan activos en Tapachula, sosteniendo la economía familiar y preservando la tradición cultural de la región.
Oficios que sobreviven gracias al valor humano y cultural
En Tapachula, profesiones tradicionales que requieren destreza manual y trato directo continúan desempeñando un papel fundamental, incluso en un entorno donde la tecnología domina la vida cotidiana. Estos trabajos, transmitidos por generaciones, no solo ofrecen servicios esenciales, sino que también resguardan la identidad cultural de la zona.
Relojeros, zapateros, escribanos, afiladores de cuchillos, reparadores de ollas y máquinas de escribir, joyeros y electricistas son algunos de los oficios que persisten gracias a la experiencia humana, al diagnóstico visual y a la creatividad que ninguna máquina puede replicar totalmente. Su permanencia también responde al valor patrimonial e histórico que representan.
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Relojeros: un oficio que se mantiene pese al auge digital
Yumara Yadira Villalobos lleva más de tres décadas dedicándose a la venta y reparación de relojes en el mercado Sebastián Escobar. Entre cambios de pila, ajustes de manecillas y reparación de extensibles, ha logrado sostener a su familia, aunque admite que la demanda ha disminuido considerablemente con la popularidad de celulares y relojes inteligentes.
Explicó que los adultos mayores son quienes más conservan la costumbre de usar relojes tradicionales, mientras que los jóvenes prefieren dispositivos digitales con múltiples funciones. Esta tendencia ha provocado que muchos relojeros abandonen el oficio ante la caída de ingresos.
El escribano público: un trabajo al borde de desaparecer
Don Alejandro López es el último escribano público de Tapachula. Durante más de 30 años ha elaborado oficios y documentos con su máquina de escribir desde un pequeño espacio ubicado detrás del parque Benito Juárez. Su jornada inicia temprano, a la espera de quienes aún requieren apoyo para redactar cartas, solicitudes o llenar formatos.
Recordó que hace más de una década la demanda era alta; sin embargo, la digitalización redujo drásticamente la necesidad de sus servicios. Pese a ello, continúa activo gracias a personas adultas y habitantes de zonas rurales que todavía requieren la elaboración de documentos. Con ingresos que apenas alcanzan para lo básico, cobra entre 20 y 30 pesos por archivo, guiado más por pasión que por ganancia económica.
Zapateros: preservando un oficio manual en tiempos modernos
Don Alfredo Villanueva es uno de los pocos zapateros que permanece activo en el centro de Tapachula. Aprendió el oficio desde niño y hoy sigue reparando calzado de forma completamente manual. Con aguja e hilo devuelve la funcionalidad a sandalias, tenis y zapatos de trabajo.
Aunque reconoce que la demanda ha bajado debido a que las personas prefieren comprar calzado nuevo, Don Alfredo sostiene el oficio y afirma que seguirá preservándolo por su carácter artesanal y por ser una actividad que todavía genera ingresos para quienes dependen de ella.
