La carreta de San Pascualito: la leyenda que ronda las calles de Tuxtla Gutiérrez
En las noches silenciosas, el eco de una carreta anuncia la llegada del esquelético monje que guía a las almas hacia el más allá.


En Tuxtla Gutiérrez, una antigua tradición popular relata cómo la carreta de San Pascualito recorre las calles empedradas, marcando el final de vida de quienes están por partir. Una historia que mezcla misterio, temor y respeto en la capital chiapaneca.
Por las viejas calles de Tuxtla Gutiérrez, en el silencio de la noche, resuena un rechinar peculiar: es la carreta del santo Pascual, una presencia que acompaña a los moribundos en su tránsito hacia la otra vida. La tradición asegura que esta carreta parte del templo de San Pascualito, lugar donde se venera su imagen.
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El monje esquelético y su recorrido oscuro
Impulsada por un monje esquelético, la carreta avanza lentamente por las calles más oscuras de la ciudad. Se cree que cuando se detiene frente a una casa con un enfermo terminal, el fallecimiento es inminente. Apenas se produce la muerte, la carreta continúa su camino, dejando atrás un aire frío y un silencio sepulcral.
Pocos se atreven a asomarse por la ventana al paso de la carreta. Los más ancianos advierten que mirar al monje esqueleto puede significar que el espíritu de quien lo ve sea llevado, quedando el cuerpo atrapado en la tierra. Por ello, muchos apagan las luces y se esconden, mientras otros, con temor y devoción, rezan para no llamar la atención del peregrino.
Así, la carreta de San Pascualito sigue siendo parte del folclore y la creencia popular de Tuxtla, un símbolo que une el miedo a la muerte con la esperanza de una transición pacífica al más allá.





