¿Cómo surgió la Leyenda Urbana de la carreta de San Pascualito en Tuxtla Gutiérrez ?
En las profundidades de la historia chiapaneca, una leyenda ha perdurado y sigue vivo en la memoria colectiva de los habitantes de Tuxtla Gutiérrez. Esta historia, que se remonta al siglo XIX, cobra vida en las noches más oscuras y misteriosas del estado.
Se dice que, desde el antiguo templo de San Pascualito, emerge una siniestra carreta que recorre las empedradas calles del pueblo. La carreta, chirriante y envejecida, es arrastrada por caballos cuyas pisadas resuenan ominosamente en la noche, mientras un aire frío y tenebroso invade las casas a lo largo del camino.
La leyenda asegura que esta carreta es conducida por un monje esquelético vestido de negro, conocido por su aspecto aterrador y su misión ineludible. Cada noche, el siniestro personaje atraviesa las calles, mientras los familiares de los enfermos ruegan en silencio para que el macabro visitante siga su camino sin detenerse frente a sus hogares. La creencia popular sostiene que la carreta viene a llevarse las almas de aquellos que están destinados a partir de este mundo.
Cuando la carreta se detiene frente a la casa de un moribundo, la muerte parece sellar el destino del enfermo, quien fallece a los pocos minutos. Su alma, según la leyenda, emprende un último viaje en la antigua y aterradora carreta, rumbo al templo de San Pascualito.
Los ancianos de la región advierten con seriedad que jamás se debe cruzar miradas con el esquelético conductor. Según la tradición, hacerlo podría significar que el siguiente pasajero en la carreta serás tú. Algunos creen que este misterioso monje es en realidad un esqueleto enviado por la muerte para cumplir con su tarea de recolectar las almas de los difuntos.
La leyenda no se limita a Tuxtla Gutiérrez. Se ha extendido a otras partes de Chiapas, incluyendo San Cristóbal de las Casas, especialmente en la colonia “Los Pinos” y cerca de la calle “Almolonga”. En las noches más oscuras, incluso en tiempos actuales, la carreta de San Pascualito sigue recorriendo las calles en busca de las almas de los recién fallecidos.
