El precio del kilogramo de pollo fresco ha experimentado un alza significativa desde el mes pasado, generando impactos tanto en la economía de las familias como en los vendedores de este producto.
Los vendedores del mercado Juan Sabines en el centro de Tuxtla Gutiérrez señalaron que el precio ha aumentado constantemente en los últimos dos años, pasando de 60 a 85 pesos por kilogramo en ese período. Aunque los productores son locales, los comerciantes desconocen los motivos exactos detrás de este incremento.
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Esta situación ha tenido consecuencias palpables: las ventas han disminuido y, en consecuencia, también lo han hecho las ganancias.
Los comerciantes han notado una inestabilidad en el precio del pollo desde el inicio de la emergencia sanitaria hace cuatro años, con fluctuaciones notables que han afectado su estabilidad financiera.
Además, enfrentan competencia desleal por parte de pollerías instaladas fuera del mercado, que ofrecen precios más bajos pero no garantizan los kilos completos.
Esta competencia dificulta aún más la situación para los vendedores locales, quienes esperan que el precio del pollo pueda estabilizarse nuevamente para beneficiar tanto a los consumidores como a sus negocios.
En resumen, el aumento en el costo del pollo ha tenido un impacto negativo en la economía familiar y en los ingresos de los pequeños comerciantes, quienes buscan soluciones para afrontar esta situación y mantener sus negocios a flote.
