En Chiapas, todos crecimos escuchándola en casa, en la calle, en el parque y en las fiestas, la marimba es la parte primordial del corazón de los chiapanecos.
La dulzura de su sonido y las vibraciones cromáticas, han sido parte del crecimiento del chiapaneco y las maderas que cantan como se le conocen en la región, es un símbolo de identidad de este estado, un instrumento armonioso que enlaza sus emociones.
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Don Ángel Ocampo Bautista tiene 79 años, cada mañana llega a las puertas del mercado del norte acompañado de su marimba y durante horas, acompaña con el sonido de la marimba a hombre y
mujeres que cada día llegan a este espacio a surtirse de los alimentos para la casa.
Don Ángel comenzó desde niño a instruirse en la marimba, que lo ha llenado de grandes experiencias;
comenzó tocando para restaurantes y bares en Tuxtla Gutiérrez.
#Chiapas| Ángel Ocampo es marimbista desde hace más de 60 años, está carrera le ha permitido vivir muchas experiencias enarbolando la cultura chiapaneca.
— El Momento (@ElMomentoOfic) February 27, 2024
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Su permanencia en estos lugares lo llevo a Berlín con un grupo llamado “Proquina”, el cual dependía de “Productos Químicos Nacionales” y fue a través de ellos que viajaron durante meses para enarbolar la cultura de Chiapas.
El impacto que tuvo el grupo hizo que los alemanes quisieran conocer Chiapas; ha recibido varios
reconocimientos municipales, pues gracias a la proyección ante los europeos la marimba chiapaneca
tomó otra percepción, que dio valor a las manos que elaboran este instrumento.
Don Ángel ve atrás su vida y está lleno de orgullo, pues sus hijos y nietos hoy siguen sus pasos, aunque
en ocasiones los acompaña a tocar en bodas, XV años y fiestas locales.
A pesar de la edad, algunas dificultades para caminar propias de la edad, don Ángel sigue ejecutando este instrumento que lo llena de orgullo y realiza el trabajo que por años le mantuvo a él y a su familia.
Por Alejandra Chávez
