Según la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), en Chiapas el 6% de las viviendas están en uso temporal y el 14% se encuentran deshabitadas; esta última cifra se duplica llegando al 30% en los barrios centrales de Tuxtla Gutiérrez.
La Sedatu explica en su Programa Estatal de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano que el abandono de las viviendas en las zonas centrales es resultado del cambio gradual del uso de suelo residencial a usos terciarios.
Este cambio incrementa el costo del suelo, provocando el abandono de las edificaciones por parte de los residentes, quienes buscan zonas menos costosas, lo que a su vez contribuye a la expansión de la mancha urbana.
La situación es más evidente en localidades de mayor población como Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, donde se observan densidades bajas en las zonas centrales a pesar de contar con servicios, infraestructura, comercio y equipamiento urbano, según el documento.
El Programa menciona que en Tuxtla Gutiérrez hay numerosas edificaciones abandonadas o en venta debido a la falta de recursos para su rehabilitación y la negativa de las entidades bancarias para otorgar créditos para la compra de edificaciones construidas con materiales locales.
Las consecuencias de esta situación incluyen conjuntos vacíos en los barrios centrales, daños a la imagen urbana, pérdida de patrimonio edificado e identidad, así como sensaciones de inseguridad en el espacio público.
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Chiapas se encuentra en el primer lugar nacional en hacinamiento, es la tercera entidad con mayores problemas de grietas o cuarteaduras en techos o muros (53.8%), y ocupa el segundo lugar en porcentaje de viviendas en renta (67%). La principal razón para rentar viviendas es la falta de acceso a crédito o recursos económicos (51.4%).
El estado también tiene el mayor rezago habitacional del país, con un 68.2% de la población (911,327 personas). Los municipios con mayor rezago en vivienda son Tapachula, Tuxtla Gutiérrez y Ocosingo, donde el 72.9% de las viviendas necesita mejoras. Además, el 63.9% de los hogares informó no tener ingresos para realizar mejoras a sus viviendas.