La Tishanila: la seductora aparición nocturna que aterró a Chiapa de Corzo
Entre música de marimba y calles oscuras, surge la leyenda de una mujer flotante que embrujaba a los hombres trasnochadores en el corazón de Chiapas.


En Chiapa de Corzo, la leyenda de La Tishanila aún estremece a quienes recuerdan sus relatos. Esta figura fantasmal, descrita como una mujer de gran belleza envuelta en un velo blanco, se aparecía a hombres solitarios durante la madrugada para hechizarlos y hacerlos desaparecer, despertando horas después en lugares inhóspitos. Aunque hoy se habla poco de ella, hay quienes aún aseguran haberla visto.
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La oscuridad de las calles empedradas de Chiapa de Corzo guarda historias que han sido contadas por generaciones, y una de las más fascinantes es la de La Tishanila, una aparición femenina de belleza encantadora que, según la tradición oral, rondaba el centro del pueblo en las primeras décadas del siglo XX.
De acuerdo con el cronista municipal Carmen Nandayapa, presidente del Consejo de la Crónica Municipal de Chiapa de Corzo, este mito comenzó a cobrar fuerza cuando aún no había alumbrado eléctrico en el pueblo. Las noches eran apenas iluminadas por faroles con velas, y tras los bailes populares en el kiosco central –amenizados por la marimba de los hermanos Aquino, conocidos como “Los Cuachi”– muchos jóvenes regresaban a casa cerca de la 1:00 o 2:00 de la madrugada.
Fue en esos momentos de penumbra total cuando surgía La Tishanila, descrita como una mujer de tez blanca o morena, ataviada con un vestido blanco y un velo que ocultaba su rostro. Flotaba a pocos centímetros del suelo y se aparecía en sitios emblemáticos como el parque central, la Pochota, la fuente colonial, el mercado o la plaza de armas. Su presencia era tan enigmática que con apenas mover los dedos lograba seducir a los hombres que la miraban.
Quienes caían bajo su hechizo eran hallados más tarde en sitios inhóspitos: entre espinas, cerca del río o en veredas abandonadas, sin recordar cómo habían llegado hasta allí. El encanto de La Tishanila no solo aterraba por lo que causaba, sino también por el velo de misterio que envolvía su existencia.
Aunque hoy su leyenda se cuenta con menor frecuencia, hay quienes aseguran haberla visto y prefieren mantenerse en el anonimato por miedo a la incredulidad o al estigma. La Tishanila, como muchas otras leyendas mexicanas, permanece viva en la memoria colectiva de un pueblo que se niega a olvidar su magia y sus sombras.