La Ceiba: gigante natural y símbolo cultural de Tuxtla Gutiérrez
Árbol emblemático del sureste de México que combina biodiversidad, historia y tradición


La Ceiba (Ceiba pentandra) se erige como uno de los árboles más representativos de Tuxtla Gutiérrez, con alturas que superan los 70 metros. Su valor ecológico y cultural la convierte en un patrimonio natural y espiritual, clave para la identidad chiapaneca.
Un gigante de la naturaleza
En el corazón de Tuxtla Gutiérrez, la Ceiba se distingue por su tronco robusto y ramas extensas, ofreciendo sombra y refugio a numerosas especies de fauna. Su floración, que ocurre entre diciembre y marzo, embellece el paisaje urbano y rural con flores de cinco pétalos que varían del blanco al rosado.
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La Ceiba no solo resalta por su tamaño, sino también por su significado ancestral. Considerada sagrada en Chiapas y Mesoamérica, simboliza la conexión entre cielo, tierra e inframundo, formando parte de la cosmovisión maya y de otras comunidades locales. Ecológicamente, alberga aves, murciélagos e insectos, contribuyendo a la biodiversidad regional.
Características principales
- Altura: Hasta 70 metros, con tronco robusto y contrafuertes que le dan estabilidad.
- Hojas: Palmado-compuestas, caducifolias, perdiendo su follaje en la estación seca.
- Flores: Perfume intenso, cinco pétalos, floración de diciembre a marzo.
- Frutos y semillas: Cápsulas con semillas rodeadas de fibra blanca llamada kapok, que se dispersa con el viento.
- Cultura y ecología: Símbolo sagrado y hábitat esencial para fauna local.
Con campañas como “Nuestros Árboles Nativos”, el gobierno municipal promueve la conservación de la Ceiba, reconociendo su importancia para generaciones de chiapanecos.







