Luis Enrique, a los 55 años: los hábitos que mantienen al técnico del PSG en forma de atleta
El entrenador español sorprende a medios y aficionados por su disciplina física, rutinas exigentes y pasión por el ciclismo, incluso tras lograr el triplete histórico con París Saint-Germain


A sus 55 años, Luis Enrique combina exigencia táctica y disciplina física. Sus rutinas incluyen ciclismo, entrenamiento constante, masajes, dieta equilibrada y prácticas innovadoras como el earthing, que reflejan su compromiso con el bienestar y rendimiento profesional.
Un entrenador que inspira fuera y dentro del campo
Luis Enrique no solo ha dejado huella por sus logros deportivos, como conquistar el primer triplete del PSG, sino también por su sorprendente estado físico a los 55 años. Medios franceses destacan sus hábitos poco convencionales, que incluyen ciclismo diario, entrenamientos intensos y prácticas de conexión con la naturaleza. (L’Équipe)
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Rutinas de atleta total
El asturiano mantiene una disciplina comparable a la de un jugador activo: comienza el día con café cuidadosamente seleccionado, sigue una dieta saludable y realiza sesiones regulares de gimnasio y fisioterapia. Incluso tras una fractura de clavícula en septiembre, continuó con sus entrenamientos y liderando al equipo.
El ciclismo ocupa un lugar central en su vida. Luis Enrique recorre carreteras de París y Barcelona, combinando actividad física y equilibrio mental. Además, realiza prácticas de earthing, caminando descalzo por el campo para conectar con la Tierra, hábitos que muestran su enfoque integral del bienestar.
Innovación en el fútbol y rendimiento táctico
El entrenador también sorprende con estrategias dentro del campo: en la presente temporada observó partidos desde la tribuna, buscando nuevas perspectivas para optimizar el rendimiento del PSG. Su enfoque combina ciencia, disciplina y creatividad táctica, generando respeto y admiración entre futbolistas y aficionados.
A pesar de su rigurosa rutina, Luis Enrique disfruta de momentos de relajación, como cenas discretas en París y una buena botella de vino, considerado su único “vicio”. Este equilibrio le permite mantener un alto rendimiento físico y mental, consolidándose como un referente de profesionalismo y salud a cualquier edad.