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Negociaciones entre EE. UU. y China sobre aranceles concluyen su primer día sin avances visibles

Las delegaciones de Estados Unidos y China concluyeron este sábado su primera jornada de negociaciones centradas en los elevados aranceles mutuos que amenazan con agitar aún más el ya inestable escenario económico global. Tras diez horas de conversaciones intensas en Ginebra, no se informaron progresos concretos, y ambas partes acordaron continuar las pláticas el domingo.

El encuentro, realizado en la histórica Villa Saladin, una propiedad del siglo XVIII con vistas al lago de Ginebra, se desarrolló bajo estrictas medidas de confidencialidad. Ningún representante ofreció declaraciones a la prensa al término del día.

“No hubo señales inmediatas de que se hubiera logrado algún avance durante la reunión de 10 horas entre el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng”, informó un funcionario bajo condición de anonimato.

El objetivo central del diálogo es lograr una reducción de los aranceles que ambas naciones han impuesto a las importaciones del otro país, lo cual ha tenido un efecto paralizante en el comercio bilateral. Aunque las expectativas de avances sustanciales se consideran limitadas, existe un cauto optimismo respecto a una posible reducción parcial de las tarifas, lo que podría aliviar la presión sobre los mercados financieros y las cadenas de suministro globales.

Este es el primer encuentro entre Bessent y He desde que se intensificaron las tensiones comerciales. Yun Sun, directora del programa de China en el Stimson Center, advirtió sobre la dificultad de lograr resultados inmediatos, aunque reconoció que un gesto, por mínimo que sea, podría ser interpretado como un paso positivo: “El mejor escenario es que las dos partes acuerden reducir los… aranceles al mismo tiempo”, señaló, añadiendo que “no puede haber sólo palabras”.

El origen del actual conflicto comercial se remonta a abril, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, elevó los aranceles a las exportaciones chinas hasta alcanzar un total del 145 por ciento. En respuesta, Beijing impuso gravámenes del 125 por ciento a productos estadounidenses, creando una situación que ha sido descrita por analistas como un virtual boicot comercial entre las dos potencias.

A través de su red social Truth Social, Trump indicó antes del inicio de las negociaciones que podría estar dispuesto a reconsiderar las tarifas, escribiendo que “¡80 por ciento de arancel parece correcto! Depende de Scott”.

Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, el mandatario ha intensificado el uso de los aranceles como herramienta de presión económica, aplicando, por ejemplo, un gravamen general del 10 por ciento a la mayoría de las importaciones. En el caso de China, estos aranceles han alcanzado niveles particularmente elevados, incluyendo una tarifa del 20 por ciento vinculada al combate contra el tráfico de fentanilo y otra por disputas heredadas de su primer mandato.

Durante ese período, la administración Trump acusó a Beijing de prácticas desleales, como el uso de subsidios estatales y la transferencia forzada de tecnología, lo cual derivó en una prolongada confrontación. Aunque en enero de 2020 se firmó un acuerdo preliminar —conocido como la Fase Uno— que contenía compromisos de compra por parte de China y la suspensión de nuevas tarifas por parte de EE. UU., la pandemia de COVID-19 impidió el cumplimiento total de esos compromisos.

E.U.A. y Suiza

En paralelo, Washington también ha modificado su política arancelaria con otros socios. El mes pasado, se suspendieron provisionalmente los aranceles del 31 por ciento sobre productos suizos, reduciéndolos al 10 por ciento. No obstante, Suiza fue advertida de que las tarifas podrían elevarse nuevamente la próxima semana, lo que impactaría sectores clave como la relojería, los alimentos procesados y el café en cápsulas.

Actualmente, el comercio entre EE. UU. y Suiza representa una relación estratégica: “el año pasado, abolimos todos los aranceles industriales, lo que significa que el 99 por ciento de todos los productos de Estados Unidos pueden importarse sin aranceles”, indicó el gobierno suizo. Con más de 9 millones de habitantes, el país alpino considera a Estados Unidos su segundo socio comercial más importante después de la Unión Europea.

A la expectativa

A medida que se reanuden las conversaciones entre Washington y Beijing este domingo, observadores internacionales seguirán de cerca cualquier señal que indique una distensión en el conflicto, que podría marcar el rumbo del comercio global en los meses venideros.

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